Infinitamente lírica en su escena sin arte. La niña mira atentamente sus pies descalzos, que la madre lava en la pelvis.
Desde el rostro de una mujer, está claro que está sentenciando algo en silencio, probablemente algo sin importancia y, algo suave, algo que se suele decir a los niños pequeños cuando se bañan. La composición del trabajo refiere al espectador a una serie de grabados en color creados por Cassat dos años antes de esta imagen.