Tiziano vivió y trabajó en un momento en que cualquier manifestación del ser humano en el hombre se consideraba una pasión, algo que solo merecía censura. El estilo de vida ascético se construyó sobre un pedestal de santidad: abandona todo, bebe agua y come pan seco, no mires a las mujeres hermosas, ora, arrepiéntete y serás salvo. Negate a ti mismo todo lo que es natural.
Ponte en una celda de abstinencia. Si no quieres esto, te condenarán.
La Bacanalia escrita en ese momento parece una objeción extraña e imposible a todo el orden. En él, el artista no establece su objetivo de mostrar cuán repugnante es una persona y cuán pecadora es su naturaleza; por el contrario, usa colores frescos y claros que inundan el cielo de blancura y azul, crea en el espíritu de esculturas antiguas, como si recordara a los dioses griegos, siempre alegres, siempre borrachos. Viviendo y similar al hombre en todo.
Las personas en la imagen no causan disgusto y desean traicionarlas a un anatema. Por el contrario – son hermosos en su naturalidad. Canta y bebe, baila y ríe. Un anciano está tomando el sol en una colina en la distancia. La joven se está estirando, alejando el sueño.
Un niño pequeño, que no presta atención a los adultos, satisface un poco la necesidad. Diversión y risas, alegría y libertad: esto es lo que se ve en la “Bichanalia”. Está permeado por la ausencia del concepto mismo de pecado.
Demuestra que todo lo que es natural no puede ser feo.
Entonces, los animales no son tímidos acerca de su desnudez. Entonces, los dioses beben y derraman sangre, sin considerarla vergonzosa y pecaminosa.
El hombre es una cruz entre una bestia y un dios, y en la imagen de Tiziano esto se manifiesta en toda su gloria. Un descanso feliz, la salida de la jaula de la culpa impuesta por la iglesia de la culpa por todo, un momento que permanece en la memoria y lo calentará, incluso cuando pase. El himno hasta el momento, el canto de la divinidad olvidada de la naturaleza, esto es lo que es “Bacchanalia”.