El cuadro “Atardecer en Montmajour”, Van Gogh, escribió durante su estancia en el sur de Francia, en el período más fructífero de su trabajo. En esa época, pintaba constantemente paisajes de la naturaleza. Durante uno de los paseos de verano, el artista descubrió un terreno pedregoso cubierto de brezos, pequeños robles y arbustos.
Al atardecer, este rincón de la naturaleza jugaba tonos dorados, reflejando los rayos del sol.
Van Gogh se apresuró a reflejar la belleza de lo que vio en la nueva imagen. Mostró un cielo claro al atardecer, pintado con los colores del sol poniente. Chispas doradas, rosadas y púrpuras de la luz juegan y brillan, pintando hojas y hierba en colores cálidos.
En la distancia, una delgada franja del horizonte y un campo de trigo se vuelven azules, y en la izquierda se pueden ver los contornos de los edificios de la Abadía de Montmajour.
En el primer plano, Van Gogh, coloca dos árboles torcidos jóvenes, cuyo follaje transparente refleja los rayos del sol y las sombras lilas del cielo. Todos los verdes de la imagen brillan con un número infinito de colores cálidos que impresionaron e inspiraron al artista. El paisaje se ve romántico y noble, en él, con la mayor atención se refleja el ambiente de la noche.
Cabe señalar que durante mucho tiempo se consideró que esta imagen no pertenecía a Van Gogh. Su autenticidad se estableció solo en 2013 como resultado de un examen exhaustivo.