Vincent López Portana, un retratista de moda que asumió el cargo de Primer Pintor de la Corte después de Goya, pintó un retrato de su predecesor de ochenta años por orden del rey Fernando VII.
En 1814, Goya se convirtió en el pintor de la corte Fernando VII. Pero pronto los desacuerdos con las autoridades obligan a Goya a abandonar España. Se instaló en Burdeos.
1826 Goya se fue de Burdeos, donde vivió recluido en silencio, para hacer una visita de despedida a Madrid, ver a su hijo y su nieto y pedir permiso al monarca de popa para retirarse.
En Madrid, Goya se encontró con favores inesperados. El rey aceptó voluntariamente su renuncia y le ordenó pintar este retrato, y también le otorgó una pensión a Goya y permitió que el anciano artista regresara a Francia. Goya le permitió escribir su retrato, después de lo cual regresó a su hogar en Burdeos, y continuó llevando una vida tranquila y sin prisas.
Vicente López Portaña fue famoso por sus retratos. Este retrato es una de sus mejores obras.