La pintura “Arlequín inclinado”, o como también se la llama “Arlequín chorreante”, marcó el comienzo del período “azul” en la obra de Pablo Picasso.
En 1901, el artista se mudó a París, donde se reunió con sus bohemios y representantes de la intelectualidad creativa. Las ideas de impresionismo, postimpresionismo y sentimentalismo, y A. Toulouse-Lautrec, E. Degas, P. Gauguin, quien las predicó, tuvieron una gran influencia en el trabajo de Picasso de este período.
En el presente trabajo, aunque es posible captar un indicio de la influencia de las ideas del impresionismo, el estilo individual del maestro de Picasso es claramente legible.
El héroe de la imagen es un joven, vestido con un leotardo a cuadros azul, que se sienta en una mesa en un café. Su rostro está tan densamente manchado de blanco que contrasta con el color de sus manos. Su coloración azul ilumina la imagen desde el interior y resalta aún más la blancura de la cara, el cuello y los puños.
La imagen del arlequín es melancólica y reflexiva, que se destaca por la expresión facial y la pose especial. El héroe se parece a un Pierrot bastante triste, un símbolo de infeliz amor no correspondido.
Existe la opinión de que esta imagen fue una especie de respuesta a la muerte de un amigo de Picasso, Carlos Casagemasa, con quien el artista estaba muy cerca espiritualmente y soñaba con conquistar el mundo artístico. Carlos se suicidó. La razón de esto fue el amor no correspondido.
Hoy en día, la imagen se puede ver en el Museo Metropolitano de Nueva York, donde el trabajo cuelga en acceso gratuito, y todos pueden mirar a los ojos tristes del arlequín.