Nicholas Roerich sintió su era como una era de cambio histórico radical. En el arte de Nikolai Konstantinovich antes de la guerra de 1914, el tema de las represalias sonó con particular fuerza, que se reveló por primera vez en el cuadro El último ángel. Sobre la tierra envuelta en llamas, en las nubes carmesí hay un ángel apocalíptico que recompensa todo el mal que se ha cometido, y en el horizonte distante, un relámpago reluciente, como si anunciara una nueva vida en un planeta limpio.
Este trabajo de Roerich se distingue por la emotividad intensa, el uso de un gran número de medios expresivos, incluido el dibujo de contornos y los tonos locales contrastantes. El último ángel también tiene un complicado alegorismo de diseño.
Casi simultáneamente con la pintura “El último ángel”, aparece el lienzo “Espada de coraje”. El ángel trajo la espada dormida en la puerta de la guardia del castillo. El tiempo ha llegado completamente armado para enfrentar al enemigo.
En 1914, Roerich creó el cartel “El enemigo de la raza humana”, en el que estigmatiza la destrucción bárbara de los monumentos culturales en Lovaina, Shantinyi, Reims. El cartel fue enviado a los ejércitos y zonas militares. El artista apeló al alto mando del ejército ruso y a los gobiernos de Francia y Estados Unidos con una propuesta para asegurar la preservación del patrimonio cultural de los pueblos en tiempo de guerra mediante un acuerdo apropiado entre los países.
Nikolai Konstantinovich fue una figura internacional. En busca de una síntesis de las mejores conquistas del pensamiento ruso, europeo occidental y oriental, Roerich siguió siendo ruso según la mentalidad, ideales que se habían desarrollado en su tierra natal y que él llevó a cabo durante toda su vida.