La serie “Sancta” fue escrita en 1922 durante la estancia del artista en América. Traducido, “Sancta” significa “Santos”, pero el propio Nikolai Konstantinovich prefirió la palabra “Ascéticos”. La serie incluye las pinturas “Y abrimos las puertas”, “Y seguimos pescando”, “Y trabajamos”, “Y no tenemos miedo”, “Y vemos”, “Él mismo salió”, “San Sergio”.
En estos lienzos, Roerich recrea su naturaleza nativa y la arquitectura antigua rusa cerca de su corazón. En su fondo se desarrollan escenas de la vida de los devotos rusos. El artista muestra la fuerza moral del monasticismo ruso, su obra desinteresada. Un dato interesante: en cualquier idioma europeo no hay un análogo a la palabra “hazaña”.
En el cuadro “Y abrimos las puertas”, vemos a un monje que abre las puertas arqueadas, detrás de la cual se encuentra el camino que conduce al antiguo monasterio ruso.
A través de puertas abiertas se pueden ver colinas onduladas, un río serpenteante, un paisaje tan característico de la naturaleza del norte de Rusia. En una de las colinas hay una capilla. Al igual que las flores de Moria, la puerta abierta y el paisaje significan el despertar espiritual y el camino por delante. “Nadie ni nada puede privar a una persona de luchar por un futuro más brillante, hacia las puertas abiertas de la Luz”, escribió Nikolai Konstantinovich.
El 24 de marzo de 1924 en América abrió por primera vez un museo dedicado a la obra de un artista, el Museo de Nicholas Roerich. En el museo abierto se presentaron una serie de obras bajo el nombre de “Sancta”.