Al salir del hospital de Arles, Van Gogh continuó sus clases de pintura. Creó este paisaje con la imagen de un jardín floreciente de la ciudad en un lluvioso día de primavera. Siempre le fascinó el aspecto de los árboles frutales cubiertos de frutas, y aquí aborda nuevamente este motivo.
Varias casas de la ciudad se pueden ver a través de las ramas de árboles achaparrados cubiertos con flores de primavera. El autor eligió un punto de vista donde un árbol seco con ramas oscuras y nudosas aparece en primer plano. Quizás esto fue un reflejo del estado del alma en el que se encontraba Van Gogh en este período de su vida.
Otros árboles parecen más alegres, sus ramas se vuelven azules a través de la bruma de la lluvia ligera de primavera. El autor sobreestimó la línea del horizonte, relegando el primer plano a un amplio césped verde con flores de diente de león.
Van Gogh pinta planos anchos con un color sólido, rodeando objetos con un contorno oscuro. El cielo y los árboles distantes están pintados con trazos ornamentales, este estilo se convertirá en el principal en las obras posteriores del artista. La imagen está hecha en tonos apagados, no tiene el brillo y la belleza que generalmente era inherente a Van Gogh.
El cielo está nublado y los troncos de los árboles lilas se alzan sobre el fondo de la hierba verde oscuro.
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