Esta imagen es una imagen típica del altar. En ella, el autor sigue el esquema compositivo italiano. Retrata a San Francisco, arrodillado y hablando, por así decirlo, con Cristo sentado en el cielo, con una cruz en las manos.
Especialmente expresivo es el rostro de cristo, humillado.
La figura de Francisco impresiona por su magnífico diseño y sutil expresividad plástica. El esquema de color del lienzo, al dividir el espacio de la imagen en una visión de luz y un valle de tierra oscura, al mismo tiempo deja una sensación de sorprendente unidad colorística.