La obra es un “retrato doméstico” del campesino. Una barba lisa, pelo largo sin recortar, orificios que gotean, una camisa ligera, con cinturón. En la cara del anciano la ansiedad.
Brotes moribundos de coles, colocados por el autor en primer plano, a quienes culpar. Mirando el horizonte, el campesino trata de distinguir las nubes nacientes.
El hábito de confiar solo en uno mismo, la capacidad para trabajar, la resistencia y la perseverancia: todas estas cualidades esenciales de una persona asociada con el trabajo campesino no siempre son suficientes para el éxito. El trabajo hace que el espectador piense en el destino de los campesinos en el país. El esquema de color de la imagen es “real”.
La luz del sol, que ilumina la cara de un campesino, enredada en su barba, crea una sensación de calor y congestión.