Ante nosotros hay un barco que resiste obstinadamente las olas. Pero esta tormenta no inspira miedo, por el contrario, el elemento que se ha jugado tiene un poder fascinante.
Y el borde del cielo azul personifica la esperanza, la luz que siempre es inherente a las pinturas de Aivazovsky. La afirmación de la vida a través de la unidad con la naturaleza: este es el significado principal contenido en la imagen.