En una rica casa señorial, el nombre del propietario más importante, la dueña de la mansión, la madre y la abuela. En la elegante sala de estar, decorada en un estilo rústico, con el fondo de una ventana abierta, la cumpleañera se sienta en la mesa del sofá, y junto a ella hay un sacerdote local con una túnica azul festiva. La cumpleañera mantiene a una niñita en su regazo, a su nieta, que intenta felicitar a su abuela, y la escucha atentamente con atención.
La niñera de la próxima niña, lista para recoger al niño después de las “felicitaciones”. A la izquierda, un anciano, el dueño de la finca, lleva a un pequeño niño hacia su abuela, castigándola por lo que debe decir. En el lado derecho de la sala de estar, la sirvienta prepara una mesa para organizar un regalo para los huéspedes.
Y aquí hay un invitado, sosteniendo un regalo bajo su brazo. Él está esperando que la dueña de la casa sea liberada, para llevarla a ella enhorabuena. Junto a él hay un lacayo con botellas en una bandeja, también está esperando que se sirvan las bebidas.
La luz del sol de otoño se vierte en la ventana abierta detrás de la cumpleañera y brilla ligeramente en el piso del parquet. Fuera de la ventana se ve abedul otoñal con hojas doradas. El otoño fuera de la ventana simboliza el otoño de la vida de esta anciana, pero al mismo tiempo enfatiza que incluso el otoño puede ser hermoso, y aún hay mucho por delante.
La combinación de colores brillantes y oscuros con reflejos del sol crea un ambiente alegre, optimista y festivo. El artista muestra en la imagen la mayor dignidad de esta familia: el amor y la mutua comprensión mutua, una actitud respetuosa y respetuosa hacia los mayores.