En 1888, Van Gogh se mudó a la ciudad de Arles, en el sur de Francia. Esperaba ver paisajes brillantes y llenos de luz, que admiraba e inspiraba para crear nuevas pinturas. Pero el tiempo soleado me hizo esperar.
En febrero, hubo nevadas sin precedentes en Arles.
En unas pocas semanas, una capa de nieve de medio metro cubrió el suelo. Van Gogh trató de escribir al aire libre, pero debido al frío extremo parecía casi imposible. La mayor parte del tiempo lo pasaba en casa, pintando bodegones y autorretratos.
Pero, a pesar del frío, las almendras ya han florecido, prefigurando el calentamiento inminente. Van Gogh representó una rama en un vidrio transparente simple. El héroe principal de este lienzo es Van Gogh haciendo una luz brillante que cae de la ventana.
Los fríos rayos de sol del invierno aún penetran en el cristal del cristal y hacen brillar los suaves pétalos blancos.
Largas sombras de azul puro caen sobre la mesa, escritas en trazos amarillos. El fondo gris está amenizado por una franja roja brillante, y la ancha firma de Van Gogh en la esquina superior izquierda se muestra en el mismo rojo. La composición se parece al ikebana japonés, pero el estilo de interpretación está lejos del arte japonés, está cerca del impresionismo.
La naturaleza muerta está llena de luz y expresa el humor brillante del autor y el estado de la naturaleza, revivido en anticipación de una primavera temprana.