En Londres, el artista fue admirado por el azul de las nieblas que cubrían la Abadía de Westminster y el Támesis. Se sabe que él, con un cuaderno de bocetos en sus manos, estudió cómo el mismo lugar en el Támesis cambia desde la iluminación.
Esto llevó al hecho de que comenzó a pintar paisajes en serie, tratando de capturar los diversos estados de transición de la naturaleza en diferentes momentos y en diferentes condiciones climáticas. Uno de esos paisajes Monet – Thames, Westminster.