“Saturno devorando a su hijo”, una de las imágenes más memorables e inolvidables de Goya, perteneciente a una serie de “pinturas negras”. Estos murales fueron creados por Goya en las paredes enlucidas de su casa, ubicada a orillas del río Manzanares, cerca de Madrid.
Inicialmente, las paredes estaban decoradas con imágenes positivas, elevando el estado de ánimo, pero con el tiempo el maestro comenzó a crear composiciones duras y perturbadoras, la razón por la cual fue la depresión y la paranoia crecientes, así como los temores sobre la muerte inminente. El maestro no escribió, no habló y no hizo ningún esfuerzo para que esta serie fuera famosa. Sólo en 1874, 50 años después de la muerte del artista, se transfirieron las obras de las paredes al lienzo.
La historia, que el trabajo ilustra, nos remite al mito del dios romano Saturno, quien, temiendo la profecía de que sería derrocado por uno de sus hijos, devoró a posibles competidores. Al final, la esposa de Saturno ocultó al sexto hijo, Júpiter, y se cumplió la profecía. Existe la opinión de que Goya se inspiró en la obra de Rubens del mismo nombre, pero la ferocidad y la crueldad con que Saturno se come a un niño contrasta con la sangre fría y el carácter metódico del personaje de Rubens, lo que hace que el fresco sea aterrador y único.
La imagen muestra a un psicópata que no puede controlar sus acciones. La tosquedad, la desnudez, la confusión del cabello de Saturno, los ojos abiertos y el comportamiento agresivo, todo esto indica una locura histérica. Quizás esta es una referencia a los terribles eventos que tienen lugar en España en ese momento.
El dios loco ya ha arrancado y tragado la cabeza del niño, su mano derecha y está ocupado comiendo su izquierda, y sus manos se pegan tan fuerte a la víctima que perforan la piel. Hay evidencia de que en la imagen original, Saturno tenía un falo erecto, que llenó el trabajo con un horror aún mayor.
Como de costumbre, algunas preguntas quedan sin respuesta. Por ejemplo, las nalgas redondeadas y la forma de los muslos de la víctima no comida indican que Saturno devora a su hija en lugar de a su hijo. Además, ella no es una niña, es una joven bien desarrollada. El cuadro alegórico se interpreta de manera diferente.
Algunos historiadores del arte creen que puede simbolizar el estado español, devorando a sus propios ciudadanos, otros interpretan a Saturno como la Revolución Francesa, o incluso Napoleone.