La pintura “La Trinidad” fue pintada por El Greco en 1577, y es una de las primeras obras del artista, creada después de su mudanza a España. Fue creado originalmente para el ático del altar mayor de la iglesia de Santo Dmingo fir Antiguo, y se ubicó en el segundo nivel sobre el magnífico lienzo “Ascensión de María”. Este trabajo trajo considerable fama a un joven extranjero en Toledo, una ciudad provincial arcaica.
La “Trinidad” de El Greco es más probable que herede las tradiciones artísticas de Roma que Venecia. Su expresión es cercana a la “bebida” de michael-clade. Aunque el esquema general está tomado del grabado de Durero sobre el mismo tema.
Dios el Padre apoya el cuerpo sin vida de su Hijo, una paloma se cierne sobre ellos, un símbolo del Espíritu Santo. La Divina Trinidad está rodeada por una gran cantidad de ángeles. La cabeza de Dios Padre está coronada con una tiara.
Su rostro triste se vuelve hacia el Hijo, parece estar bloqueando a Cristo de los ángeles con su figura. La capa dorada, que envuelve a la figura divina, refuerza la impresión de desapego.
Ya en este trabajo se pueden observar las proporciones alargadas de las figuras, las posturas rotas, la tensión emocional, todo lo que ha comenzado a aumentar en los trabajos de los últimos períodos del trabajo del artista.
La solemne y equilibrada composición de la “Trinidad” continúa el movimiento ascendente de la escena “La Ascensión de María”, ubicada debajo de ella. Sin embargo, en la imagen superior, el movimiento se ralentiza y finalmente termina en la línea discontinua de los hombros sostenidos de Cristo. La figura desnuda del Hijo de Dios recuerda aún más la obra de Miguel Ángel, especialmente cerca del dibujo de “Pieta” para Vittoria Colonna. En obras posteriores, El Greco representa figuras tan libremente como cortinas.
Sin embargo, en la “Trinidad” se siente la materialidad del cuerpo muerto de Cristo.
Parece que su figura curva tiene un peso considerable. Esta expresividad trágica de la imagen de Cristo, los colores característicos de los manieristas, la libre disposición de las figuras, da a la obra, junto con su integridad, un alto efecto patético. A pesar de que al artista le ha encantado en repetidas ocasiones volver a sus temas favoritos en las obras, no se conoce ni una sola imagen sobre el tema de “Trinidad”.