Isabella Flores, conocida como Rosa Lima, nació en Lima, Perú. Ella se convirtió en la primera santa canonizada en el hemisferio occidental. En su temprana juventud hizo un voto de castidad y, con dificultad para superar todos los obstáculos generados por el malentendido de sus padres, siguió su propio camino.
A la edad de 20 años, se convirtió en la Terciaria Dominicana y desde entonces ha vivido sola en una pequeña choza, que construyó en el jardín de la casa de sus padres. Rosa utilizó las duras prácticas de matar la carne y dedicó su sufrimiento a la conversión de los pecadores y las labores misionales. Su gran amor por Cristo se manifestó en ayudar a los pobres y al sufrimiento. Roza se distinguió por una veneración especial de la Madre de Dios y de Cristo en la Eucaristía.
Rosa murió en Lima el 24 de agosto de 1617.