En su núcleo, la pintura “San Jorge el Victorioso” es un icono: la trama, la composición, algunos detalles. A pesar de esto, Serov viola todas las reglas canónicas de la iconografía. Su obra está llena de realismo, emotividad, acción.
Una historia canónica sobre la victoria de San Jorge sobre la serpiente aparece ante el espectador.
Sobre un fondo oscuro, casi negro, solo el caballo del héroe, hábilmente representado por Serov, se destaca. Ante nosotros está la culminación de la batalla, la derrota de la serpiente. El mismo Jorge el victorioso se describe como muy pequeño, frágil. No hay nada del héroe, hombre fuerte o héroe. Es más bien Don Quijote, a juzgar por su casco y armadura de caballero.
En la mano del santo jinete hay una larga lanza, pintada de rojo.
La lanza con un extremo golpea a la serpiente, y con el otro descansa contra el cielo negro. El artista quiere decir que solo la ayuda de Dios ayudó a San Jorge a ganar. Él es sólo una herramienta en las manos del Señor. El resultado de la batalla es una conclusión inevitable, pero la batalla aún no ha terminado. El artista permite al espectador especular sobre el final de forma independiente. Aparentemente, solo tenemos un boceto, un boceto.
Pero esto no reduce la impresión de trabajo.