En los últimos años de su vida, De Chirico no se cansó de experimentar con la estilística. En particular, una cierta comedia es característica de varios de sus últimos cuadros. Es obvio, por ejemplo, en “El regreso de Ulises” o en una serie de extraños lienzos que representan el sol y la luna conectados por cables.
Al mismo tiempo, las luminarias están escritas en contraste: si el Sol está brillando, la Luna permanece negra y viceversa. Parece que toda la energía se mueve alternativamente de un cuerpo celeste a otro de acuerdo con las leyes mencionadas. Como regla general, el fondo inusual se repite: el taller de artistas, la plaza de la ciudad italiana, etc.
Esta foto, en este sentido, no es una excepción. En su primer plano se encuentra un altar, cuyo dispositivo estudió como estudiante Chirico, dedicado al arte antiguo. Es posible que este trabajo sea una metáfora de la conexión que existe entre el pasado resplandeciente, el presente silenciosamente resplandeciente y la oscuridad impenetrable del futuro.
Un signo visible de esta metáfora es un cable eléctrico, extendido entre diferentes partes de la imagen.