Retrato ecuestre del emperador Carlos V, que perpetúa la victoria de las tropas imperiales sobre los protestantes en Mühlberg.
Detrás de la simplicidad externa de la composición se encuentra un simbolismo complejo, que representa a Charles con una doble cualidad: como un caballero cristiano y como heredero de las tradiciones del Imperio Romano. Un ejemplo de esto es la lanza, que el emperador sostiene en su mano derecha, y que, como símbolo del poder de los Césares, también recuerda las armas de San Jorge y, además, las pasiones de Cristo y la lanza de Longinus Sotnik.
Las características formales de la composición muestran la influencia de la estatua ecuestre romana del emperador Marco Aurelio, así como varios modelos de grabados de Albrecht Durer, por ejemplo, “El caballero, la muerte y el diablo” y Hans Burgkmayr. La armadura del emperador se guarda en la Real Armería en el Palacio Real de Madrid. Creado para María Húngara, esta obra se ha convertido en la principal imagen dinástica de la casa real austriaca.
Recibido en la colección del Museo del Prado en 1827.