En su esencia, V. A. Serov siempre creó retratos verdaderos, “en vivo” que transmiten una emoción abierta, que no es tan fácil de ver y, más aún, encarnar en línea y color. El retrato de Mika Morozov, que fue escrito por V. A. Serov en 1901, puede referirse al número de tales obras.
La imagen resultó agradable, sincera. El propio Micah acaba de salir de un cuento de hadas, recordando al pequeño principito. La mirada atenta y atenta de Micah revela su interés en algo.
La figura brillante de un niño en un traje blanco parece estar borracha con un reflejo aerodinámico.
El retrato de Mikey recuerda a una imagen hecha a toda prisa. Todo esto crea el efecto del trabajo aéreo de plein. Los ojos oscuros del niño miran hacia adelante y expresan la mayor participación e interés en algo.
Micah no solo considera con cuidado algo, todo su ser refleja una sorpresa, un presente y tal sincero.
El lienzo se caracteriza por un estado de ánimo impresionista especial, la dinámica de la experiencia, la dinámica de los sentimientos. Esto contribuye al carácter de contorno del trazo, su impetuosidad. El artista pudo captar el minuto o segundo, lo que caracteriza los cambios en el sentimiento del héroe del lienzo. Él está exactamente listo para saltar o bruscamente, volverse bruscamente, mirarnos.
Este fenómeno distingue esta imagen por el hecho de que ya no es una imagen estática congelada, inmóvil, sino un lienzo de respiración que existe de forma independiente.
El artista ha construido los contrastes necesarios para que nuestra atención se concentre directamente en mi rostro. Definitivamente estamos infectados emocionalmente con esta condición del niño. Todo lo demás en la imagen se vuelve menos significativo, deliberadamente oculto por el autor, entra en un área de contraste saturado.
El fondo colorístico general del lienzo está restringido, silenciado. Todo está orientado no solo a enfatizar el retrato, sino también a dar una expresión más artística. El plan básico parece borroso, suavizado. El retrato está saturado de luz y aire.
Esta es una nueva pintura realista que se construye a lo largo de las líneas principales del arte impresionista con el deseo de transmitir un sentimiento que se sentiría de manera aguda y vívida.
El artista logró capturar el momento, notar y verdaderamente transmitir el cambio de estado de ánimo, tratar de detener el tiempo y transferir el momento al espacio eterno. Especialmente valioso es el hecho de que este momento es único, irrevocable. Por lo tanto, captar la belleza del momento es increíblemente difícil, e incluso más difícil de transmitir este o aquel fenómeno, de la manera más precisa y correcta posible.
Esto requiere más que una semejanza de retrato o una repetición magistral de imágenes de la realidad. Para esto necesitas el corazón sensible del artista, su delgada alma receptiva. Un verdadero artista debe ser un alma fuerte y hermosa para sentir y transmitir la belleza de la vida.