Rafael nunca intentó adornar el retrato para complacer al cliente, que vemos en el retrato de Maddalena Doni. El retrato fue ordenado como doble, con su esposo Angelo Doni. El fondo del retrato es un paisaje, muy tranquilo, donde incluso un árbol no aviva la impresión general y no agrega fragilidad y gracia a la apariencia de Maddalena, sino que, por el contrario, enfatiza aún más la pesadez y la plenitud de la figura.
La mujer es joven, con el cabello peinado y liso detrás de una lujosa trenza, con un aspecto aterciopelado en el que brillan la alegría y la felicidad. Es fea, un poco encantadora, pero se preocupa poco, está feliz y complacida consigo misma.
Rafael siempre está atento a los detalles del baño. Maddalena tiene un traje complicado que determina el color principal del retrato: estas son las mangas anchas y oscuras con un moiré de su vestido, la capa transparente más delgada se lanza sobre sus hombros.