Casi la mitad de las pinturas de Durero que nos han llegado son retratos. Entre ellos se encuentran los autorretratos del artista, los retratos de sus familiares y amigos, así como los retratos pintados a pedido. Como regla general, estos son retratos de talle medio con una cabeza ligeramente girada.
El fondo del retrato es neutral en la mayoría de los casos; en algunas de las pinturas está “animado” por una ventana más allá de la cual se abre el paisaje. Esta técnica es prestada por el arte europeo de los pintores holandeses del siglo XV. Reproducimos dos retratos de Durer: “Retrato de un joven veneciano”, 1505 y “Retrato de Jacob Muffel”.
En el último trabajo, en referencia al período tardío del trabajo de Durero, los rasgos faciales se representan mucho más suaves que en sus primeros retratos.