Kramskoy, pintó un retrato de Suvorin en 1881. Suvorin fue el editor del periódico “New time”, y personalmente le pidió a su amigo Kramskoy que lo dibujara. Según los historiadores, esta imagen ha causado deleite, pero ha provocado un escándalo. Dijeron que en el retrato hay rasgos repulsivos del personaje principal.
Kramsky tuvo que demostrarle a Suvorin que la imagen se había sacado del corazón.
En la imagen que vemos a Suvorin, se levantó de la silla en la que estaba sentado para saludar al visitante. Sobre su escritorio, bien distribuido, el papel. Lleva un abrigo negro, los puños en las mangas están almidonados.
En mi opinión, Kramskoy con detalles tan finos como, una sonrisa, los pliegues de una levita y una mirada deslizante, podría provocar un escándalo.
Pero si miras de cerca, puedes ver en la apariencia de Suvorin Claridad, inteligencia, firmeza, perseverancia y determinación. Kramsky pudo crear con bastante precisión la imagen de Suvorin en su retrato, mostrándole no solo externamente, sino también revelando sus cualidades internas.
Mirando a la imagen, parece que aquí, aquí, y Suvorin cobrarán vida en ella, y comenzarán a hablar en un tono estricto. Uno se siente culpable involuntariamente, aunque no es culpable de nada. Debido al abrigo, que Kramskoy representó en negro, el retrato me pareció sombrío. De la imagen no sopla bien y el amor, por el contrario, una brisa fresca emana de ella, y un escalofrío recorre la piel.
Me gustan las obras de este autor, en cada uno de sus retratos trata de exponer todos los lados de una persona, como si lo viera.
Suvorin se muestra en el retrato como un maestro estricto, cuya clase en el aula se comporta en silencio, nadie se atreve a charlar con su vecino, y mucho menos a la cancelación. La imagen de Kramsky permitió probar en el personaje principal una variedad de máscaras, para jugar la trama en su imaginación.