Los nuevos métodos para el desarrollo de superficies de paredes de plástico no lograron tanta claridad y claridad como en el Palazzo Farnese en Roma. En 1514, el primer constructor del edificio fue Antonio Sangallo Jr., quien lo llevó a la cornisa de coronación. Después de la muerte de Sangallo en 1546, Miguel Ángel, entre otros, participó en la finalización de la construcción del palacio.
Fue a finales del alto renacimiento. El palacio suprimió la plaza ante él por su tamaño.
En el esplendor del palacio donde vivía el prelado, un hombre con necesidades desenfrenadas, aparecen los signos del barroco venidero. Inicialmente, el palacio estaba destinado al cardenal Farnese, y cuando se terminó la construcción, el cardenal se convirtió en el papa Pablo III. Miguel Ángel pudo expresar la esencia de los cambios por medios plásticos.
Ya su predecesor Sangallo destacó la ventana central con dos arcos concéntricos2. Miguel Ángel no tiene tal cosa. Michelangelo, que crea un contraste entre las ventanas con tejas triangulares y segmentarias alternas sobre ellas y la ventana central, conduce a lo largo de la fachada a la derecha y la izquierda de la ventana central del arquitrabe, que percibe toda la carga del enorme escudo de armas de Farnese, coronado con tiara papal.
La ventana monumental parece estar esperando al maestro que quiere aparecer ante la multitud. En el lado del jardín, el Palacio Farnese está bordeado por Via Julia, cuya dirección Bramante describe, y el Tiber. Miguel Ángel entendió que una gran masa del palacio requería que el espacio libre lo rodeara.
Diseñó un puente sobre el Tíber, que se suponía debía conectar el palacio con la Villa Farnesina en el otro lado del río y con el barrio de Trastevere, es decir, creó la línea principal dejando la distancia, como era habitual en Francia durante la construcción de grandes conjuntos palaciegos.