La pintura “Memorias del jardín en Etten” se pintó en 1888 en Arles, en el sur de Francia. Su motivo se inspiró en los recuerdos del jardín de la casa paterna en Etten, Holanda, cuyos contornos son reconocibles en el fondo. Como se sabe por las cartas de Van Gogh, en la imagen de dos mujeres, capturó a su madre y su hermana Wil.
Los recuerdos nostálgicos se combinan con las impresiones de la naturaleza colorida del sur francés. Esto se refleja en la paleta de colores brillantes y ricos. Al escribir una imagen, el artista utilizó tanto el estilo puntillista como varias técnicas gráficas.
Pasando a través de la percepción del filtro del autor, la trama se vuelve expresiva en la naturaleza. La composición se compone de líneas onduladas curvas, el espacio entre el cual Van Gogh se llena con trazos dinámicos de varios colores, dando a los planos del paisaje un parecido con las llamas. Los contornos de las personas y los objetos son muy condicionales, la perspectiva está casi ausente.
Debido a esta incertidumbre, combinada con el caótico montón de colores, la imagen comienza a parecerse a un sueño desordenado, donde algunas imágenes reemplazan rápidamente a otras, dejando atrás recuerdos borrosos pero emocionales. Así, el autor busca retratar no tanto el motivo como su reflejo en su mente.