La trama está tomada de la historia de la antigua Grecia. La representación de la muerte del tirano crucificado Polícrates se convirtió en una de las obras más importantes del artista. A los ojos de la gente del siglo XVIII, Polycrates no solo era un símbolo de la variabilidad de la felicidad, sino también un ejemplo de un tirano despiadado hacia sus súbditos, terrible para los enemigos, sin conocer las medidas de ambición y la codicia de la riqueza.
En la mente de Kozlovsky, el tema de la muerte de un tirano surgió en el París revolucionario. Ella sirvió como escultora para una respuesta alegórica a los eventos modernos. Una sed apasionada de libertad, un sentimiento de sufrimiento y una pena dolorosa, se plasmaron en la escultura y reflejaron la intensa e intensa lucha, la inmensa emoción que impregnó la vida de la sociedad europea en los años de la revolución.