Pintura de Tiziano Vecellio “María Magdalena Penitente”. El tamaño del cuadro es de 119 x 98 cm, óleo sobre lienzo. Consistentemente y con gran poder pictórico, las ideas estéticas de Tiziano acerca de la vida encuentran su expresión en su “Magdalena Penitente”, una de las obras maestras de la colección del Hermitage.
Esta imagen está escrita en una trama muy característica de la era de la Contrarreforma. De hecho, en esta imagen, Tiziano confirma una vez más la base humanista y “pagana” de su trabajo. El gran realista, replanteando decisivamente la trama religioso-mística, crea una obra que, en su contenido, es abiertamente hostil a la línea reaccionaria-mística en el desarrollo de la cultura italiana del Renacimiento tardío.
Para Tiziano, el significado de la imagen no está en el patetismo del arrepentimiento cristiano, no en el dulce lenguaje del éxtasis religioso, y especialmente no en la afirmación de la corrupción de la carne, de la “prisión” de la cual el “alma incorpórea” del hombre se apresura a Dios.
En Magdalen, el cráneo es un símbolo místico de la corrupción de todo lo terrenal; para Tiziano solo es un accesorio impuesto por los cánones de la trama, por lo que lo trata sin ceremonias, convirtiéndolo en un soporte para un libro ampliado. Emocionada, casi con entusiasmo, la artista nos regala la figura de Magdalen, llena de belleza y salud, su hermoso y grueso cabello, su pecho de ternura que respira violentamente.
Una mirada apasionada está llena de dolor terrenal, humano. Tiziano recurre a un frotis que transmite proporciones de color y luz reales de manera impecable. Inquietos, acordes de colores intensos, parpadeo dramático de la luz y la sombra, textura dinámica, falta de contornos rígidos que aíslan el volumen con la definición plástica de la forma en su conjunto, crean una imagen llena de movimiento interno.
El cabello no miente, sino que cae, el pecho respira, la mano se da en movimiento, los pliegues del vestido ondean con entusiasmo. La luz parpadea suavemente en el cabello exuberante, se refleja en los ojos cubiertos de humedad, la phiala se refracta en el vidrio, combate sombras gruesas, esculpe con confianza y jugosidad la forma del cuerpo, todo el entorno espacial de la imagen.
La imagen exacta de la realidad se combina con la transferencia de su movimiento eterno, con sus vívidas características imaginativas-emocionales. ¿Pero cuál es el resultado de la imagen creada con una fuerza tan pictórica? El artista admira a Magdalena: la persona es hermosa, sus sentimientos son brillantes y significativos. Pero él sufre.
La antigua felicidad clara y serena se rompe irrevocablemente.
El entorno humano, el mundo en su conjunto, ya no es el mismo fondo tranquilo, obediente al hombre, como hemos visto antes. Oscuras sombras caen sobre el paisaje que se extiende detrás de Magdalena, las nubes de tormenta nublan el cielo, y en la tenue luz de los últimos rayos del día agonizante, aparece una imagen de un hombre abrumado.