Segers entró en la historia de la pintura holandesa como grabador y pintor, un maestro de las imágenes generalizadas de la naturaleza, desprovisto de lo ordinario, agitado, dotado de drama interno. El artista nació en Haarlem, pero estudió en Amsterdam, trabajó en Utrecht, La Haya.
Sus obras son pequeñas en tamaño, pero llenas de grandeza y poder monumental, son emocionales y transmiten el sentimiento de ansiedad que surge cuando se contempla una naturaleza cambiante. El efecto requerido de Segers se logra con maestría a través de los colores tonales, acentos agudos en el contraste de la luz y la sombra.
El artista también usó efectos de luz en grabados en color, en los que a menudo representaba paisajes que eran fantásticos en sus motivos. Otras obras famosas: “Paisaje con cascada”. Colección Brediusa, La Haya; “Paisaje rocoso”.
Galería Nacional, Londres; “Paisaje con la ciudad de Renee”. 1620. Museos estatales, berlín.