Imagen inusual. Era como si fuera creado por otro artista, parece que todos los que lo ven por primera vez se sienten así. El maestro del paisaje escribió repetidamente un arco iris, viendo en él un presentimiento de un favor bueno y divino.
En este trabajo, una moda de la naturaleza parece una luz divina que atraviesa la oscuridad, rompiendo una muda y nublada cerca para traer esperanza al mundo de que la tormenta pronto se calmará.
Exactamente la mitad del paisaje todavía está dominado por el duro clima. Los pájaros blancos se precipitan contra el fondo de nubes negras de la humedad acumulada. Un arco iris de luz multicolor ya ha cortado el terrible cielo.
La otra mitad del paisaje complace el ojo con luz y paz. Todo se ha ido, calmado, disuelto. Los senderos llenos de lluvia pronto se secarán, la armonía reinará. La naturaleza ética del trabajo crea un sentimiento instantáneo, momentáneo. El autor logró “agarrar” un segundo, apogeo, el clímax del clima.
Usando un contraste agudo, el artista logra brillo y trama multifacética en su trabajo.
La pintura fue creada cuando la personalidad del gran maestro era bien conocida, y su trabajo es reconocido como un modelo de creatividad artística. Pero la atmósfera, el estado de ánimo de esta imagen hablan del conflicto interno del autor. Desequilibrio interno.
La imagen puede ser considerada como un “grito” creativo. Por un lado, el trabajo se realizó con un dominio indudable, por otro lado, fue un arrebato emocional, la encarnación artística que el autor encontró en el elemento disperso. Tal emotividad no es en absoluto inherente al trabajo del artista, pero este trabajo puede decir mucho sobre el difícil y trágico destino del gran artista ruso.