Otoño de Ícaro – Pablo Picasso

Otoño de Ícaro   Pablo Picasso

En 1957, Pablo Picasso, junto con otros 11 artistas famosos, entre ellos Joan Miro, Giacometti y otros, recibió una invitación para pintar un enorme muro en la sede de la UNESCO en París.

El artista retomó el trabajo con inspiración y, en enero de 1958, en presencia de la administración más alta, presentó 40 paneles enormes, con un área total de unos 100 metros cuadrados. Pintado en su estilo único.

Los paneles están pintados con pinturas acrílicas. En el mural se puede ver la superficie del agua, encarnada en un color azul brillante. Las figuras humanas, como es habitual en Picasso, se representan en posturas excéntricas deformadas: alguien tendido tendido, alguien extendió sus piernas y brazos, alguien acurrucado.

Lo más curioso es que el propio Picasso no dio el nombre del programa de su mural, refiriendo al espectador a la famosa historia mitológica sobre Ícaro. En su forma original, la pintura se llamaba “Fuerzas de la vida y el espíritu, triunfantes sobre el mal”. Sin embargo, colocada en la sede, la pintura comenzó a vivir su propia vida, y pasó a llamarse.

El nuevo nombre, “La caída de Ícaro”, resultó ser más duradero que la versión original, probablemente debido al hecho de que para las obras de Picasso se había acostumbrado al espectador a buscar un significado cifrado en sus lienzos.

El gran maestro mismo, cuando se le preguntó sobre el significado de lo escrito, se echó a reír: dicen, simplemente escribió personas en la playa donde alguien toma el sol y alguien se baña. Su trabajo involucró la creación de significados por parte del público, y él dio una base rica para tales búsquedas.

Al mirar el cuadro, se puede decir con seguridad que no importa qué tipo de trabajo acepte Picasso, siempre se mantuvo fiel a su estilo. Aquí y en “Icarus Fall” leen la espontaneidad favorita, la improvisación, la plasticidad y la improvisación creativa.

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