El anciano representado en el lienzo no trata de reconciliarse con su conciencia. La vida se vive, y todos los caminos están cubiertos. Mentalmente y en sus oraciones, el anciano ya está más allá de la existencia terrenal.
Pero son los viejos los que están con Dios y pueden entender y gentilmente, con amor, llevar al alma sufriente y agobiada al arrepentimiento y la corrección.