
Es imposible sobreestimar el papel de la luz en las obras de Correggio. El artista siempre ha atribuido gran importancia a la iluminación, contrastes de luz y sombra. Por ejemplo, en el trabajo inicial de “Judith”, la luz “impetuosa” de la antorcha, que se lleva a cabo en manos de una sirvienta, enfatiza que todo sucede en secreto, al amparo de la noche.
En la pintura “Oración en el jardín de Getsemaní”, 1528 la luz también es extremadamente importante. Pero aquí estamos hablando de la luz divina que viene de, por un lado, de la cabeza de Cristo, y de la otra, del ángel que se eleva sobre él. Esta luz arrebata de la oscuridad a la figura del Salvador, vestida de blanco, y designa a las figuras de los apóstoles dormidos, que se ven en las profundidades de la imagen.
Retrato de una mujer – Correggio (Antonio Allegri)
Murales del monasterio de San Paolo en Parma – Correggio (Antonio Allegri)
Virgen María, adorando al bebé – Correggio (Antonio Allegri)
El descenso de la cruz – Correggio (Antonio Allegri)
Madonna con San Jerónimo – Correggio (Antonio Allegri)
Navidad con san Isabel y el pequeño Juan el Bautista – Correggio (Antonio Allegri)
Danae – Correggio (Antonio Allegri)
Betroyal de Santa Catalina – Correggio (Antonio Allegri)