Los artistas a menudo transfieren al lienzo, no lo que ven, sino lo que su propia imaginación les atrae. Pero el espacio pictórico no depende directamente del material de origen del artista, real o especulativo; Está sujeto a sus propias leyes.
La composición de “Orar por la copa” de El Greco se basa en el choque de elementos irracionales y aparentemente incomparables, que combinados transmiten el sentimiento místico del clímax espiritual que acompaña a este episodio del evangelio. En el centro del lienzo está el Jesús arrodillado; el contorno de la roca detrás de su espalda repite los contornos de su figura.
A la izquierda, desde arriba, un ángel lo está mirando, cargando una copa de oro, un símbolo de las pasiones de Cristo. El ángel vuela como una nube que envuelve a los discípulos durmientes de Cristo. En la distancia a la derecha vemos a Judas y los soldados que van a arrestar a Jesús.
Dos enormes nubes situadas simétricamente dan a la composición un equilibrio.
Todo el paisaje en el Jardín de Getsemaní, donde dominan los poderes sobrenaturales, se convierte en un símbolo de los sufrimientos de Jesús, que el espectador experimenta con él. Los rasgos característicos del estilo de El Greco: luz misteriosa, muerte, formas alargadas y colores expresivos contribuyen a este sentimiento de empatía.