Cuando se escribió esta imagen, los críticos ya habían logrado nombrar a Pollock como “Jack el Obrero”, por analogía con el famoso “Jack el Destripador”.
En este trabajo, su “goteo” alcanza casi el clímax: el artista con gran habilidad “representa” la extraña música del subconsciente, sus ondas se expanden visiblemente en el espacio de la imagen.
En este momento, Pollock prácticamente abandonó los títulos “significativos”, solo numerando sus obras, “de modo que el espectador, en sus propias palabras, viera en la imagen exactamente lo que es, es pintura desnuda”.
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