La pintura representa el momento de la reunión de Cristo con María Magdalena. María es una mujer de Galilea en leyendas cristianas, una de las mirras. Según la historia del evangelio, fue sanada por Jesucristo de la posesión de siete demonios.
Después de eso, ella siguió a Cristo, le sirvió, compartió su riqueza, asistió al Calvario en su muerte y fue testigo de su entierro.
Después de que la prohibición del sábado de las acciones y movimientos hubieran pasado, ella fue con otros myrhos a la tumba de Cristo, la encontró vacía y fue informada por el ángel de la resurrección de Cristo. Cuando María Magdalena vio a su maestra resucitada, no lo reconoció, confundiéndolo con un jardinero; después del reconocimiento instantáneo y los esfuerzos impetuosos, fue detenido por sus palabras: “No me toques”. La misión le fue encomendada: anunciar la resurrección a los apóstoles.