Monet vivió durante mucho tiempo en una necesidad tal que no había dinero para pan o pintura, y algunas veces no podía terminar el lienzo.
Sus últimos trabajos, 14 grandes paneles decorativos “Nymphea”, en los que Monet trabajó desde 1918, legaron al estado como un regalo: paisajes con aguas relucientes, azucenas, sauces plateados y sus reflejos inestables llenan el espacio de los dos hornos del Louvre.