La naturaleza creativa y amante de la libertad de Bonnard resistió cualquier restricción, cualquier esfera de la vida y, más aún, el arte, no importaba. Su búsqueda creativa no se interrumpe hasta su muerte, él está constantemente buscando soluciones para superar los cánones regulados por la pintura de caballete. Uno de los objetivos principales que el artista se propone, dedicar su vida a la creatividad, es superar los límites que separan las diferentes áreas del arte: teatro, poesía, música.
Combina arte y vida: el lema bajo el cual Bonnard trabajó incansablemente.
A la edad de veinticuatro años, el artista “nabist” creó el ciclo “Mujeres en el jardín”, que consta de cuatro paneles, que fueron concebidos por ellos como decoración de una pantalla. Bonnard planeó exhibirlos en 1891 en el Salón del Independiente, pero en la exposición se exhibieron por separado, y se presentaron bajo el nombre de “Panel Decorativo”. El artista explicó su decisión por el hecho de que en su visión, las obras eran más pinturas que pantallas.
La forma de ejecución de las pinturas, así como sus temas, un homenaje al arte japonés, a la que Bonnard. En un fondo plano se representan siluetas planas de personajes. No hay luz ni sombra ni discurso sobre medios tonos.
Todos los elementos de la pintura son decorativos, lo que también es característico del arte del Lejano Oriente.
Es a partir de las pinturas de esta serie que comienzan los trabajos decorativos en la obra de Bonnard.