Misántropo – Peter Bruegel

Misántropo   Peter Bruegel

Una de las últimas pinturas del artista, escrita un año antes de su muerte. En ella, como en muchas otras obras, Bruegel reflexiona sobre los vicios humanos y la fragilidad de la vida humana. La pintura muestra a un joven enano malvado que roba un bolso de un anciano sombrío.

El enano está inscrito en una esfera con una cruz, es una imagen simbólica de un mundo vicioso.

Un monje ermitaño con una capucha baja sobre su cara ocupa una posición dominante. Las manos se doblan en un gesto de oración, recitando deliberadamente el carácter piadoso de este personaje. Sin embargo, la piedad resulta ser hipócrita: detrás de ellos, una bolsa de color rojo con la forma de un corazón bien apretada se asoma desde debajo de las túnicas monásticas.

Quizás aquí Bruegel se basa en la máxima “donde está la billetera, allí está el corazón”, que se remonta al texto del Evangelio.

La frase en holandés, colocada en la parte inferior de la imagen, dice: “Como el mundo es tan insidioso, me pongo la ropa de luto”. Las letras están inscritas con una mano extraña y tal vez en un momento posterior, sin embargo, se cree que el significado de esta inscripción coincide con lo que el artista quería mostrar.

No importa cómo el misántropo quiera alejarse del mundo, él no puede hacerlo. La astucia del mundo simboliza no solo a un ladrón enano, sino también a tres trampas de ajo. que se establecen en la ruta del misántropo. La imagen dúplex de un monje insinúa que la pintura contiene una sátira sobre el clero.

El misántropo sombrío contrasta con el pastor cuidando a las ovejas en el fondo y lleno de cuidado por sus cargos. Según la tradición que se remonta al Antiguo Testamento, Cristo fue representado alegóricamente como un pastor.

La forma redonda de la imagen es atípica para Bruegel. A juzgar por las obras que nos han llegado, solo las usó dos veces. En 1558, durante el trabajo preparatorio de la pintura “Proverbios flamencos” y en este trabajo diez años después.

Aquí también vuelve a la técnica que queda: escribe no con óleo sobre madera, sino con témpera sobre el lienzo.

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