La pintura “Un anciano pobre con un niño” es una obra muy brillante que caracteriza todo el período “azul” de Pablo Picasso. El período productivo de la creatividad, apodado críticos del arte azul, se distinguió por entonaciones trágicas y melancólicas. Duelo, soledad, necesidad, sufrimiento: estas son las emociones principales que impregnan el trabajo “azul”.
El propio artista consideraba que este color era el mejor para representar estados de ánimo tan amargos y penetrantes.
El cuadro presentado se pintó en una escala azul, enfatizando aún más la palidez de las caras demacradas representadas en el cuadro y la huérfana y el aislamiento de las figuras.
Un anciano marchito, con cara y barba arrugada, se inclinaba sobre un niño pequeño y delgado. La mirada del anciano no se ve en ninguna parte, por lo que uno puede sospechar que tiene ceguera. Los pies huesudos grandes pero delgados, que acentúan la atención, se crean en primer plano, creando sentimientos insoportables para el espectador.
En el hombro derecho del anciano, agachado en el suelo, está sentado un niño, comiendo un pequeño trozo de pan. Su mirada profunda y pensativa priva a la cara de un niño al menos un toque de vitalidad tan característico de todos los niños.
Es muy difícil entender quién es: ¿un abuelo con un nieto o un ciego con un guía? Picasso no nos revela este misterio. Lo único que es obvio es la conexión inquebrantable de estas dos personas.
Por eso el niño está tan cerca del anciano, y él, sin dudarlo, le da al niño, quizás el último pedazo de pan.
La imagen tiene propiedades curiosas y aparentemente incompatibles: por un lado, estas son figuras estáticas sin movimiento, y por el otro, en sus posturas y vistas separadas se pueden leer, o más bien sentir, tanta desesperanza y melancolía que hacen que esta imagen sea increíblemente emocional y Impacto potente en el espectador.
Desde el punto de vista de la tecnología, este trabajo aún carece de los atrevidos experimentos inherentes a las pinturas posteriores del maestro: es una composición lineal, una escritura de figuras casi realista. La innovación es precisamente en el color. Picasso guardó deliberadamente la imagen de un color innecesario, dejando solo el azul, creando volumen y espacio solo con combinaciones de sombras y líneas claras y oscuras.
De todas las obras creadas por el maestro en este momento, esta imagen se reconoce como la más “azul”, es decir, la saturación máxima del espectro de colores.