La trama fue tomada por el artista de la conocida tragedia del antiguo escritor griego Eurípides “Medea”. “La imagen de Medea es conocida por los antiguos mitos y leyendas griegos. Apasionada y volitiva, la reina Medea fue la dueña de Golden Fleece, un símbolo de lujo y poder. Jason, impulsada por un deseo apasionado de obtener el Golden Fleece, fue a con los argonautas en un camino largo y duro.
En el palacio de la reina Medea, logra superar todo tipo de obstáculos y brujerías, como resultado de lo cual no solo obtiene el vellocino de oro, sino que también gana el corazón indomable de la mujer.
Una mujer enamorada se entrega a la misericordia del ganador. Y pronto produce dos hermosos hijos. Por el amor del héroe, la reina rechaza el poder, abandona su reino y huye con Jason, pero aquí en el exilio se enfrentará a una cruel traición.
El rey de Corinto, Creon, quien se enteró de que Jason tiene un vellón mágico, se ofrece a entregar a su esposa, la princesa Glaucca, a su esposa, que desea secretamente una reliquia.
Jason, sin pensar en qué arrojar un amante con los niños, está de acuerdo. Furiosa y angustiada por el dolor, Medea planea una terrible venganza. Al quedarse sola con los niños, ella pone en práctica el monstruoso plan y con sus propias manos mata los frutos de su loco amor: dos hermosos hijos.
Delacroix, que pertenecía a la corriente principal en el siglo XIX, el romanticismo, tomó esta trama trágica para su fotografía. La imagen está escrita según los cánones de la época. En ella vemos una reina con dos hijos, en su rostro no hay rabia ni miedo.
Mira a su alrededor, como buscando apoyo, excusas para lo que él va a crear ahora.
Con una mano sostiene a sus hijos. Una de ellas cuelga de su mano en una posición ridícula e incómoda. El niño está asustado, tratando de escapar.
Agarró al otro chico por el brazo y la presionó contra él para que no se escapara, y él echó un vistazo a lo que estaba sucediendo, lleno de desconcierto. Y ve un cuchillo fuertemente apretado en la mano de su madre.
Delacroix logró transmitir todo el horror e inevitabilidad de lo que está sucediendo en estas posturas y gestos. Creó una imagen emocional muy vívida de una mujer abandonada que, en nombre de la venganza, es capaz de incluso dar un paso como infanticidio.