A finales de 1606, se le encomendó a Rubens la ejecución de la imagen del altar para la Iglesia romana de Santa Maria Vallicella, la llamada Chiesa Nuova.
Para Chiesa Nuova, Rubens pinta un cuadro grande de “Madonna and Child, St. Gregory the Great and the Saints”, pero cuando la creación se ubicó por encima del altar, resultó que estaba muy mal iluminada: el resplandor de la luz reflejada no permitía que se viera nada.
En 1608, el artista reemplaza la versión original de la imagen por otra, que se distingue no solo por el material de la base, sino también en gran medida por su composición.
Al regresar a Amberes debido a la muerte de su madre, Rubens erigió un altar sobre su tumba y lo decoró con la primera versión de la pintura para Chiesa Nuova, traída de Italia.