La serie “Cien vistas famosas de Edo”, “Mace Edo Hakkey”, ocupa un lugar especial en la biografía creativa del famoso artista Ando Hiroshige y en la historia de los grabados japoneses en general. Creada en los años cincuenta del siglo XIX, se convirtió en una de las mejores obras de grabado de ukiye-e.
Edo, la capital de Japón en ese momento, no puede considerarse una ciudad en el sentido moderno de la palabra. Los distritos muy urbanizados estaban cubiertos de extensos campos de arroz, parques y huertos. El paisaje era variado y pintoresco.
En todas las series que Hiroshige dedicó a Edo, encontramos no solo vistas urbanas (calles, plazas, puentes, sino también imágenes del campo), campos, valles y cascadas.
Este último incluye el grabado “Los pueblos de Minova, Kanasuga y Mikavashima”. El título de la hoja está formado por los nombres de tres aldeas adyacentes a Yesivar, y en el otro lado que bordea la carretera de Osukaido que conecta la capital con las provincias del norte. El propósito especial del territorio Mikavasima, representado en el fondo del grabado, era que era el lugar de la cetrería del shogun en las grúas.
La grulla pelirroja japonesa, el llamado Tante, es un ave rara en nuestros días, que figura en el Libro Rojo.
Crane desde la antigüedad, primero en China y luego en Japón, se consideraba un símbolo de la longevidad, un satélite de inmortales taoístas y su encarnación. Sin embargo, la caza de grullas no fue del todo depredadora en la naturaleza: solo se disparó una o dos aves. El primer halcón fue bajado por el mismo shogun.
El trofeo, que obtuvo, fue elaborado de manera decorativa y enviado a Kioto, a la mesa del emperador. La ofrenda era obviamente ceremonial: dado el simbolismo de la grúa, debería haber significado un deseo de longevidad.
Cazaron grullas rojas solo en invierno, cuando los Tantes llegaron a Japón desde el continente. En general, fueron vigilados y alimentados, lo que en realidad se representa en Hiroshige. En Mikavashima, durante los meses de invierno, se establecieron terrenos rodeados por una cerca de paja, parte de la cual se puede ver en el borde derecho de la hoja, al lado del árbol.
Aquí se dispersó el alimento para las grúas: con toda probabilidad, es llevado por un hombre en el yugo, representado en la profundidad del grabado. Los residentes de Mikavashima tomaron turnos para proteger el alimentador de grúas de modo que ni los humanos ni los perros interfirieran con las aves. Este deber fue llamado “guardia de perro”.
Cuidar de las grúas estiradas hasta el punto de que los decretos especiales estaban prohibidos en aquellos lugares donde anidan en invierno, hacen ruido o vuelan cometas. Cabe señalar que la composición de este grabado fue “visto” en Occidente. En el arte aplicado de Europa occidental y Rusia, especialmente en porcelana, hay trabajos frecuentes en los que se utilizan elementos de la imagen: a veces, casi literalmente, a menudo indirectamente.