En el lienzo “Lo antiguo ha pasado, ahora todo es nuevo”, se combinan eras condicionales-históricas de la construcción del templo. Su unidad se logra a través de la germinación casi directa de las cúpulas de las capitales.
El mérito del artista es que esta interpretación parece orgánica, sin una sombra de artificialidad. Esta es la morfogénesis del mundo cristiano, la construcción del Cuerpo de la Iglesia.