La pintura “Llevando la cruz en Gólgota” era el ala izquierda de un tríptico no conservado. Esto, aparentemente, es un fragmento de una gran composición, cuya parte central representa la “Crucifixión de Cristo”, y la parte derecha, ya sea “El descenso de la cruz”, o la “Lamentación”, o “La posición en el ataúd”. Se supone que la parte superior está fuertemente cortada.
La idea del altar, en referencia al período de las primeras obras maduras de Bosch, era el deseo de causar culpa en las personas, inducirlas al arrepentimiento.
La pintura “Llevando la cruz en el Calvario” muestra a Jesucristo, quien, rodeado por una multitud de atormentadores, se inclinó bajo su pesada carga, la persona que estaba a su lado, probablemente Simón de Cirene, no lo ayuda, pero apenas toca la mano de la cruz. En los pies de Cristo no hay sandalias con espinas, sino tablas con clavos que sobresalen que se usaron como un instrumento de tortura. Uno de los guardias tiene un sapo en el escudo, el símbolo del ejército satánico. Abajo a la derecha hay un ladrón piadoso, confesó frenéticamente los pecados.
Y aquí está el ladrón impenitente en la esquina inferior izquierda de la imagen.
La cruz ya está tendida a sus pies, y él está mirando con sus ojos el lugar de su ejecución en el Calvario. Él, como el vagabundo en “Un carro de heno”, está representado con ropa hecha jirones, con una rodilla abierta y un zapato. El Hijo de Dios, el “cordero manso”, está experimentando no solo sufrimiento físico, sino también tormento espiritual al ver la imperfección humana. En la composición de Bosch, se realza significativamente el papel de los personajes negativos que rodean a Cristo, poniendo de relieve la imagen de los ladrones.
Al motivo de la salvación, el mal completo del mundo a través del sacrificio de Cristo, el artista se volvió constantemente. Si en la primera etapa de la creatividad, el tema principal de Bosch fue la crítica de los vicios humanos, entonces, siendo un maestro maduro, busca crear una imagen de un héroe positivo, encarnándolo en las imágenes de Cristo y los santos.
Esta composición clásica de altar de gran tamaño con figuras majestuosas que llenan el primer plano se caracteriza por la solemnidad y la euforia. Están privados de innovaciones, que Bosch introdujo voluntariamente en sus primeros trabajos. En escenas de la vida de Cristo, el mal arroja “carnaval” enmascara y expone su verdadero rostro, el rostro de una persona real con todo un “ramo” de vicios: hipocresía, cobardía, hipocresía, crueldad, codicia.
Bosch aparece en este ciclo como analista, cuyo tema de estudio es el alma humana.