Usando varias técnicas impresionistas en la pintura, el artista en la pintura “Libélula” permanece dentro de los límites de su manera habitual con un modelado preciso de la forma. La influencia del impresionismo se ve aquí y en la construcción de la composición, que parece estar fragmentada, lo que le da una movilidad especial y un sentido de la naturaleza momentánea de lo que está sucediendo.
Verochka Repina, la hija del artista, sacude su pierna y se agacha fácilmente en la percha de la cerca. Ella es como una libélula en una flor, continua ondeando con alas transparentes. El humor alegre de la niña se transmite involuntariamente al espectador.
En esta imagen, Repin utiliza el punto de vista desde abajo, que, por un lado, amplía la figura, haciéndola monumental, por otro lado, elimina la solemnidad de posar y le da vitalidad. A diferencia de otros retratos en los que el artista se encarga de descubrir la psicología de una persona, su individualidad en todos los movimientos contradictorios del alma, en la imagen “Libélula”, el problema del retrato pasa por el camino.