Cristalino, con el azul más suave, el mar de manchas de acuarela se arrastra sobre la arena. Su corte superior es un ideal horizontal, como la superficie del agua en un acuario. El mar azul se convierte en un cielo amarillo, la línea del horizonte se ajusta cuidadosamente de acuerdo con la proporción de la “sección dorada”.
En una de las esquinas del lienzo hay una regla, el símbolo del cálculo matemático. Su doble sombra reflejada cae sobre el agua y la arena. Un pequeño volumen en una encuadernación rojiza junto a la regla da la impresión de un libro de referencia matemático en lugar de, por ejemplo, una colección de poemas.
A la izquierda y la derecha, la escena está enmarcada por acantilados rocosos, los acantilados costeros de Cadaqués.
En el centro del lienzo se alza un pedestal. Sobre ella se asoma Gala desnuda en forma de Leda del mito griego. Sus nalgas no tocan el pedestal, y sus piernas no sobresalen. Aquellos, a su vez, ellos mismos flotan en el aire.
Por seductoramente perfecto cuerpo Leda prinik gran cisne. La abraza con alas, pero no la toca. Su pico está cerca de la cabeza de una mujer, como si él le estuviera susurrando algo al oído. Leda-Gala lo escucha favorablemente. Una sonrisa soñadora y dispersa juega en sus labios, su cara está tranquila.
No hay miedo en ello, no está distorsionado por la pasión.
En esta imagen, todo se calcula y se pesa, literalmente. Todos los detalles de la imagen flotan en el aire. Incluso el mar no entra en contacto con su propia orilla. Dicha levitación es un eco del conocimiento impresionado de Dali sobre la estructura del átomo, todos los elementos de los cuales, las partículas subatómicas, interactúan entre sí sin contacto.
De ahí el epíteto “atómico” en el título de la imagen. El artista utilizó el antiguo mito de Zeus, quien apareció ante la reina espartana Leda en el cuerpo de un cisne y lo capturó.
Como resultado de esta unión, dos pares de gemelos nacieron de dos huevos puestos por Leda: Elena, Polidevk, Castor y Clitemnestra. En la parte inferior de la imagen puede ver la cáscara de huevo vacía. Dalí identificó a Gala con Leda y a sí mismo con Zeus, pero también se identificó a sí mismo y a su cónyuge con gemelos que no podían existir separados entre sí.
Sorprendentemente, Dalí, que vio el significado de su existencia y su misión en la sociedad impactante, creó, probablemente, la encarnación más casta del mito de Leda. De todos los artistas que recurrieron a esta escena mitológica, Dalí prestó la menor atención al lado carnal del coito. En la imagen no hay lujuria, ni detalles sabrosos ni impactantes, solo hay una admiración mutua infinita y la unidad de dos criaturas destinadas la una para la otra.