En las primeras obras de Salvador Dalí hay un maximalismo juvenil. Los niños se están volviendo: más susceptibles a la realidad circundante, reaccionan más agudamente a los problemas, buscan su lugar en la vida y mucho más. La soledad y un cierto ascetismo de la decoración se ven en muchas obras.
La pintura “La niña en la ventana” es una de las mejores obras del artista en las primeras etapas de la creatividad. Anna Maria sirvió como modelo para el lienzo. Cuidó a Dali durante mucho tiempo y siguió siendo su musa.
Una característica de la imagen puede llamarse el dibujo de una mujer desde atrás, que mira hacia otro lado, deseando mirar más allá del horizonte. Actúa de forma hipnotizante, atrayendo y deteniendo la atención. Uno siente la paz de un ambiente ascético que armoniza con la naturaleza del mundo exterior.
Además, el lienzo tiene un profundo significado psicológico, que refleja a una niña como una persona no formada, que acaba de mirar el mundo hacia un mundo nuevo y desconocido. Ella está esperando el cambio, lo cual ella espera y teme. Los espectadores no ven su rostro, pero todos pueden sentir su deseo de seguir adelante.
Una habitación es como un mundo cerrado que quiere expandirse. La ausencia de objetos es el comienzo del conocimiento y la acumulación de experiencia. Cuanto más descubra la niña, más llena estará la habitación.
Está descalza en el suelo, como una niña que se siente conectada a la casa de sus padres.
No accidentalmente, la ventana da al mar, simbolizando libertad y determinación. Pero siempre hay una parte negativa como la imprevisibilidad, un alboroto de olas. Entonces la vida será incierta, con sus altibajos.
El puerto de Cadaqués le abre la oportunidad no solo de ir a sus tierras natales, sino que también le permite realizar un viaje sin fin a otros países.