El cuadro “Casa Amarilla” que Van Gogh escribió en 1888 en Arles. En él representó la casa en la que vivió y trabajó en ese momento. Habiendo alquilado una casa, Van Gogh pintó especialmente sus paredes en amarillo. Este color era de gran importancia para él.
Simbolizaba la vida, la luz del sol y el calor, inspirándolo a crear nuevas creaciones. Casi todas las casas en los paisajes de Van Gogh de este período fueron escritas en amarillo.
La vida en la casa amarilla para Van Gogh se asoció con nuevas esperanzas, luchando por lo mejor. Después de mudarse a Arles, comenzó a soñar con crear un “taller del sur”, una casa donde los artistas de la nueva época trabajarán juntos. Le escribió a su hermano que realmente podría vivir, respirar y crear en la casa amarilla.
Habló con entusiasmo sobre Arles, admirando su sol, su clima cálido, sus jardines en flor y su deslumbrante cielo azul.
Todos estos sentimientos fueron expresados en creatividad. La imagen “Casa amarilla” está llena de luz solar brillante. La casa está bastante deteriorada, pero pintada de amarillo, se ve brillante y alegre, y sus ventanas están abiertas, dejando entrar el aire fresco. El cielo azul claro y el sol caliente son una expresión de las esperanzas más profundas de Van Gogh, que simbolizan la inspiración de una nueva vida. El pavimento también está escrito en amarillo.
En él, Van Gogh representó a los lugareños, reviviendo el paisaje urbano soleado.