La pertenencia de Rafael a este encantador retrato, lleno de frescura y pureza, característica de los modales de Perugino, fue cuestionada a fines del siglo pasado por algunos autores, entre ellos Morel-li.
Actualmente, la mayoría de los expertos lo clasifican como los primeros trabajos de Rafael, rastreando su conexión con la Coronación de Nuestra Señora del Vaticano, escrita en 1502-1503.También se notaron algunas similitudes con el estudio preparatorio para Ángel con pandereta. A. Forlani Tempesti cree que el dibujo está cerca del “Retrato de una niña” de la Galería de los Uffizi, asociado a una de las figuras que aparecen en esta imagen.
De todos modos, el boceto, escrito desde la vida, corresponde plenamente a la refinada tradición de Umbría, y Rafael actúa como un pintor de retratos de gran habilidad. La riqueza de la textura, la precisión de las sombras, la manera libre dan testimonio de la técnica segura del artista, que, junto con la observación, le permite crear una imagen convincente y natural.